Terapia Gestalt

 La Terapia Gestalt fue creada por Fritz Perls, médico psiquiatra de origen judío, junto con su mujer Laura Perls, psicóloga.

 

Las  corrientes de pensamiento que están en el fondo de la Terapia Gestalt son  el psicoanálisis (en particular el de disidentes como Otto Rank, Horney, Reich y Fromm), la Psicología de la Gestalt con sus leyes sobre la percepción y los trabajos de K. Lewin sobre la teoría del campo, la fenomenología de Bisnwange, el existencialismo de Paul Tillich y Martín Buber y el pragmatismo americano de W. James y J. Dewey.

 

En 1951 se publica Terapia Gestalt: “Excitación y crecimiento de la personalidad humana”, bajo la triple autoría de Fritz Perls, Ralf Hefferline y Paul Goodman. En esta obra se sientan las bases teóricas de la que se llamará  Terapia Gestalt.    


 La Terapia Gestalt  tiene tres premisas que fundamentan  su uso en el  campo de la Clínica: “El darse cuenta”, que tiene que ver con el qué  y el cómo de la conducta, “la autorregulación organísmica”  y  “el contacto”, como algo imprescindible para el crecimiento y desarrollo humano.

 

Los objetivos en Terapia Gestalt son: intentar que la persona pase del apoyo externo al autoapoyo, que aprenda a darse cuenta de lo que hace y como lo hace (autorresponsabilidad), fomentar la mayor integración posible con su entorno y acrecentar una actitud activa y responsable.  

 

La Terapia Gestalt permite profundizar en nuestros diversos modos de sentir, pensar, y actuar con relación a nosotros mismos y a los demás. Posibilita el contacto con nuestras sensaciones, pensamientos y nuestro mundo emocional, ayudándonos a responsabilizarnos de nuestra propia vida, que nos permitamos ser quienes somos y podamos aceptar la vida como es, sin oponernos a nuestras vivencias y sin frustraciones con las exigencias de que la vida sea distinta.